Hoy 2 de mayo se cumple el 33º aniversario del
hundimiento ARA General Belgrano por parte de un submarino británico en
la Guerra de Malvinas, a 900km de la costa argentina que fue alcanzado y
torpedeado por el submarino “Conqueror” perteneciente a la flota pirata
del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, durante el
conflicto bélico del Atlántico Sur librado entre el 2 de abril y el 14
de junio de 1982, por la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y
Sandwich del Sur. Ese día el Crucero argentino, sufrió averías de tal
magnitud que provocaron su hundimiento, produciendo la muerte de
trescientos veintitrés ciudadanos argentinos integrantes de su
tripulación.
Para Inglaterra estaba justificado hundir el barco preventivamente ya que amenazaba con cerrar en una pinza junto con otros navios de la Armada Argentina a la Task Force ubicada al noreste de las islas, pero el barco aun no llegaba a la zona de exclusion fijada por la misma Inglaterra lo que a opjos del mundo se vio como una total cobardia al no apegarse a las mismas reglas que habia escrito la potencia europea. A raiz de este hundimiento la Armada Argentina realizoa una serie de ataques a las fuerzas navales produciendo multiples hundimientos que mermaron a la Task Force y estuvieron a un pelo de lograr derrotar a Inglaterra en una geuerra que desgasto enormemente a ambas partes.
En esas fechas las naciones estaban con el fantasma de la Guerra Fria como una presencia constante y la amenaza de una Tercera Guerra Mundial estaban a la puerta de la casa. El conflicto entre la nacion sudamericana y la potencia europea podia desencadenar una guerra ams terrible aun de la que sostuvieron estos contendientes. Recuerdo mucho los noticiarios y los informes que hasta Mexico llegaban, se sentia una simpatia por la causa argentina por ser latinoamericanos pero se sentia inquietud si el conflicot escalaba a mas. El hundimiento fue motivo de interrupcion de transisiones televisivas y la foto del Belgrano escorado la tengo viva en mi memoria.
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En esta oportunidad, recordamos la fecha del hundimiento del Crucero. General Belgrano
con el comunicado que difundiera la cancillería argentina, luego de
conocerse la noticia, poniendo de manifiesto una nueva violación del
país colonialista de las resoluciones de las Naciones Unidas. |
Fuente: Diario La Nación, martes 4 de mayo de 1982, pág. 1, en info |
"Comunicado de la Cancillería. Alevoso acto de agresión armada. En
nombre del Gobierno, la Cancillería dio ayer, a las 21.45, el
siguiente comunicado sobre el ataque británico al crucero argentino General Belgrano: “El Gobierno de la República Argentina, ampliando lo informado por el Estado Mayor Conjunto en su comunicado Nº 15, hace saber: ”1) Que a las 17 horas del 2 de mayo el crucero ARA General Belgrano fue atacado y hundido por un submarino británico en
el punto situado a los 55º 24’ de latitud Sur y 61º32’ de longitud
Oeste. La dotación del buque es de 1042 hombres. Se están llevando a
cabo operaciones de rescate de sobrevivientes. 2) Que dicho punto está situado a 36 millas fuera de la zona de exclusión marítima fijada por el gobierno de Gran Bretaña en
la declaración de su Ministerio de Defensa del 28 de abril de 1982,
ratificando lo dispuesto el 12 de abril de 1982. Esa zona está demarcada
por un “círculo con radio de 200 millas náuticas a partir de los
51º40´ de latitud Sur y 59º30´ de longitud Oeste, según reza la
declaración. Violación. 3) Que tal ataque constituye un alevoso
acto de agresión armada perpetrado por el gobierno de Gran Bretaña en
abierta violación de la Carta de las Naciones Unidas y del cese de
hostilidades ordenado por la Resolución 502 del Consejo de Seguridad de
la ONU. 4) Que, ante esta nueva agresión, la República Argentina
reitera ante la opinión pública nacional y mundial su acatamiento al
cese de hostilidades dispuesto por el Consejo de Seguridad en la
resolución mencionada. Solamente se ha limitado a responder los ataques
de Gran Bretaña, sin emplear la fuerza más allá de lo estrictamente
necesario para asegurar la defensa de sus territorios." |
Comunicado de la Cancillería argentina, mayo de 1982
|
Fuente: www.elhistoriador.com.ar |
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HACIENDO MEMORIA
Pocos minutos antes de las 16:00 el submarino nuclear HMS Conqueror
recibió la orden de hundir al ARA General Belgrano. A las 16:02,
mientras los artilleros que se encontraban de guardia probaban algunos
mecanismos y la torre II buscaba posibles blancos en el horizonte, el
buque se sacudió violentamente fruto de una poderosa explosión, seguida
del cese inmediato de energía e iluminación que paralizó a los 1093
tripulantes. Este fue el primero de los 3 torpedos MK-813 lanzados por
el Conqueror desde una distancia de 5 km aproximadamente (aunque solo
los 2 primeros dieron en el blanco, el tercero golpeó en el casco del
Bouchard sin explotar). El capitán del submarino declaró después que la
elección del arma usada fue dictada por la antigüedad del mismo crucero:
un torpedo de la Segunda Guerra Mundial hundiría a un crucero del mismo
período. El primer torpedo mató a 274 tripulantes.
Unos momentos
más tarde, una segunda explosión se produjo a la altura de proa de la
nave. Este segundo impacto provocó el desprendimiento de 12 metros de la
proa del barco. Inmediatamente comenzó la inclinación a babor, cesó la
fuerza motriz y se apagaron las luces, la generación eléctrica de
emergencia también quedó inutilizada.
Hacia las 16:05, se dio la
orden de zafarrancho de siniestro, pudiendo constatarse que únicamente
las líneas con la Central de Control de Averías estaban totalmente
disponibles.
Ésta se encontraba en la cubierta 5. Los puestos de
combate de Control de Averías distribuidos en todo el buque estaban en
una situación muy crítica, habían sido gravemente afectados por las
explosiones y los daños causados eran demasiados y muy importantes como
para controlarlos con los medios disponibles en ese momento. Se inició
la apertura de las puertas estancas que daban a la cubierta principal
para permitir agilizar la evacuación de las zonas inferiores, tarea
extremadamente complicada debido a que la red de parlantes había quedado
fuera de servicio.
En la cubierta principal se localizaba la
Central de Comunicaciones, el responsable de la misma ordenó el
procedimiento necesario para esas situaciones, incluyendo el embolsado
de las claves secretas en bolsas lastradas. Estas bolsas fueron
arrojadas luego al mar. El personal de la Central colaboró activamente
en todo lo que fuese necesario.
Una cubierta más abajo se
encontraba el cuarto de radio y, cercano al camarote del comandante, se
encontraba el CIC (Centro de Información y Combate del buque). Los daños
en esta sala fueron variados y provocaron algunas heridas al personal
por caída de tuberías y parte de los tableros de información. Pese a la
oscuridad y otros inconvenientes, todo el personal salió y logró llegar a
la cubierta principal. Los compartimientos de máquinas C-1 y C-2 fueron
afectados por el primer torpedo británico. El impacto fue justo en la
cuaderna 106 del mamparo popel del compartimiento, la explosión no dejó
supervivientes en ese sector.14
La sala C-1 tuvo un repentino corte
de energía, pues los generadores principales 1 y 2 habían cesado ya de
operar. El comedor de la tripulación, ubicado sobre el compartimiento
C-2, fue el área más afectada y donde más efecto tuvo sobre la
tripulación, debido al humo las linternas individuales no lograban
alumbrar más allá de 30 centímetros.
Los tambores de combustible
del helicóptero fueron arrojados al mar, para que no explotaran. La
Central de Tiro pudo ser evacuada rápidamente gracias al inmediato
funcionamiento de las linternas y a que el zafarrancho de siniestro se
había dado justo en el momento en que los problemas comenzaron a
agravarse. En las Torres 4 y 5 de popa, el humo que salía era muy denso,
puesto que el torpedo había impactado en las proximidades de la cámara
de proyectiles de la torre 4 y su correspondiente santabárbara. Las
unidades de Control de Averías definieron al sector como área de
destrucción total.
La enfermería se situaba en la tercera
cubierta. Cuando las explosiones se produjeron, el encargado de guardia
organizó el desalojo en medio de la oscuridad reinante. Poco después
llegó el médico cirujano que comenzó a prestar ayuda a los heridos y
quemados. Un enfermero comenzó a recibir personal que llegaba desde
popa, bañados en petróleo y con quemaduras, proveyéndolos sábanas y
cubrecamas. El trabajo de primeros auxilios era intenso, además de los
heridos y quemados, se debió atender a los hombres con principios de
asfixia debido al humo. El personal de sanidad corría por las cubiertas
bajas, revisando los camarotes para que no hubiera personal malherido
que pudiera quedar abandonado. En el momento que concluyeron en que no
había internados en la enfermería y que los camarotes estaban vacíos, se
procedió a recoger mantas y se dirigieron hacia cubierta.
Durante esos minutos, el personal comenzó a dirigirse a las estaciones
de abandono asignadas. El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las
cuales 62 eran las necesarias y el resto eran de reserva. Las órdenes
llegaban a través de simples megáfonos de mano y se retransmitían
gritando lo más alto posible. Abundaban los heridos, quienes llegaban
cargados a hombro por sus compañeros. El jefe de sanidad, una vez
supervisada la evacuación de los internados en la enfermería, se dirigió
también a cubierta y junto a otro oficial de sanidad, aplicó morfina a
los casos más graves.
Hacia las 16:10 la inclinación (escora)
aumentó 1° por minuto, por lo que el barco ya tenía 10° a babor. El
casco comenzó a hundirse con mayor incidencia de popa, debido a la gran
entrada de agua al hangar y a la sala de máquinas. Como prevención, se
comenzaron a arrojar las balsas al agua, que se abrieron automáticamente
al caer. Quedaron flotando al costado sujetadas por las amarras. Pocos
minutos más tarde se estabilizó la inclinación y creó la esperanza de
que el buque se mantendría más tiempo a flote. Por la rapidez de los
sucesos, algunos tripulantes llegaron a cubierta muy desabrigados y se
les comenzó a auxiliar con lo que se tuvo a mano, se improvisaron una
especie de ponchos a partir de las mantas de lana de las camas.15 Varios
intentaron el descenso a las cubiertas inferiores para ayudar a sus
compañeros, y algunos perdieron su vida en ese intento.
A las
16:23 el comandante Héctor Elías Bonzo dio la orden de abandonar la
nave. Comenzó así la maniobra de abandono. La marejada que había,
dificultó la visión y comunicación entre las balsas, por lo cual algunas
quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras subocupadas con no más
de 3.
En medio del caos ensordecedor y la oscuridad, comenzaron a
utilizarse las balsas salvavidas. Los heridos se contaban por todas
partes, siendo llevados en hombros por quienes conservaban el
equilibrio, cuando el barco alcanzaba una inclinación ya de 20 grados y
era necesario agarrarse de cuanto estuviera amarrado a la estructura,
hasta que sin demora, se escuchó el grito de “¡Abandonen el buque!” y,
minutos más tarde, mientras el hundimiento proseguía, con ruido de
explosiones y una humareda blanca que se perdía en el cielo cada vez
más oscuro, desde las balsas que habían podido alcanzarse se escuchaba:
“¡Viva el Belgrano!”
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